lunes, 19 de septiembre de 2011

El espacio autoritario: El proyecto de la Librería Educal en La Conchita

El proyecto arquitectónico con el que CONACULTA pretende construir el Centro Cultural Elena Garro en el Barrio de La Conchita en Coyoacán fue autorizado de manera ilegal por SEDUVI para incrementar, fuera de las normas establecidas para un barrio ubicado en el Programa Parcial del Centro Histórico de Coyoacán, en más de 600 metros cuadrados la superficie de construcción existente en el predio de Fernández Leal 43. Inicialmente se construiría una librería que contaría con dos niveles con más de 760 metros cuadrados, pero ahora, con las nuevas ocurrencias de la señora Sáizar, se destinarán otros espacios de más de 400 metros cuadrados, tanto a aulas de capacitación como a una sala de usos múltiples (auditorio); lo que ha implicado pasar de un presupuesto de "solo" 20 millones a uno de más de 120 millones de pesos, sin contar lo que sin duda se acumulará en el ínterin.
La arquitecta Fernanda Canales, una de las autoras del faraónico proyecto arquitectónico (por el que le pagaron un poco más de un millón ochocientos mil pesos, y por el que hasta donde sabemos no se abrió ningún tipo de concurso o licitación), en un comunicado de CONACULTA de julio de este año explicó que el proyecto parte de la idea de hacer de la librería un espacio abierto, mediante un bloque transparente que se añadirá a la fachada del antiguo inmueble y que visualmente mostrará los libros a los visitantes desde el primer momento, convirtiéndose en un nuevo concepto de librería de barrio. En estas ocasión la arquitecta señaló, muy oronda, que parte de su inspiración para este diseño surgió de diversas fuentes, entre ellas la Librería Morgan (sic), de Nueva York y el predio que resguarda la Literature House, de Berlín.
Sorprende que la arquitecta Canales, tan reconocida en nuestro medio por su obra y sus ideas sobre el desarrollo urbano, en contra de sus propios conceptos haya considerado viable este proyecto en un barrio como el de La Conchita en Coyoacán, D.F. (y especialmente en la calle de Fernández Leal), desoyendo "la naturaleza de una ciudad y sus posibilidades", y sin considerar en lo más mínimo las condiciones en las que en la actualidad viven los habitantes de la zona en la que se pretende eregir el susodicho Centro Cultural.
Este proyecto no es sustentable, independientemente de sus valores artísticos en abstracto, es una agresión al entorno ya de por sí muy deteriorado del Barrio de La Conchita. Téngase presente que lo que se quiere construir es una librería y no una biblioteca e, incluso, quizá una biblioteca con una construcción como la que propone el proyecto quede bien en la zona del Midtown Manhattan en New York; pero, desgraciadamente, no en la calle de Fernández Leal, aquí en la Ciudad de México. O quizá una propuesta como el Centro Cultural muy bien puede armonizar en una zona con el equipamiento y vocación urbana como la Salvatorplatz en Berlín, pero no vemos cómo puede hacerlo en el Barrio de La Conchita.
Estamos ciertos que no hay que tomar la ciudad como algo heredado e inmutable, sino hay que asumirla como algo que cotidianamente construímos. Pero una obra faraónica como la propuesta por la arquitecta Canales no aporta soluciones a nuestros graves problemas de desarrollo urbano, como, pensamos, debieran hacerlo los proyectos arquitectónicos contemporáneos -del siglo XXI; y más que ayudar al mejoramiento urbanístico del Barrio de La Conchita pareciera responder a las necesidades de fanfarrias de la titular de CONACULTA, sin que importen ni el entorno, ni mucho menos las condiciones de vida de los vecinos.


 

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